sábado, 15 de marzo de 2014

El valor cultural de las focas supera hoy su valor comercial - “Por ejemplo, la ballena franca otorga más servicios estando viva que estando muerta. Se producen mayores ganancias y se genera más trabajo en actividades de avistaje (o whalewatching) que en capturas comerciales”, informó el biólogo

La captura de cetáceos y focas produce graves consecuencias en los ecosistemas marinos cuando la caza no es debidamente controlada. Mientras que las loberías argentinas se mantienen protegidas por ley, en otros países se desarrolla la caza masiva de varias especies de focas.
En el día mundial contra la matanza de focas, el biólogo e investigador del CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata, Diego Rodríguez, reflexionó sobre esta práctica comercial, que muchas veces trasciende las barreras éticas y humanas. En Argentina se realizaron importantes capturas comerciales de lobos marinos en la
Patagonia y Tierra del Fuego desde principios del siglo XX, pero las mismas fueron legalmente prohibidas entre 1953 y 1974 (Decretos 15501/53 y 1216/74) “La Argentina fue un país lobero hasta la década del 1950, siendo el lobo marino de un pelo la última especie faenada, principalmente porque su pelo resistente era utilizado para manofactura de ropa de trabajo y otros usos en talabartería. Con el desarrollo de fibras sintéticas, se redujo notablemente su mercado”, informó el investigador en diálogo con la Agencia CTyS.
En el territorio de Canadá se pueden encontrar seis tipos de focas diferentes, como la foca común, la foca de Barbada (o de anillos), la foca Gris, la foca Capuchina y la foca de Arpa. La matanza comercial se centra exclusivamente en tres especies: la Capuchina, la foca de Arpa y la foca Gris. Dentro de estas tres, casi el 90 por ciento de las capturas se promedia en ejemplares juveniles de la foca de Arpa. Hoy en día los servicios culturales que ofrece la fauna marina (ecoturismo, educación ambiental, etc.) son mayores que los servicios comerciales que genera. “Por ejemplo, la ballena franca otorga más servicios estando viva que estando muerta. Se producen mayores ganancias y se genera más trabajo en actividades de avistaje (o whalewatching) que en capturas comerciales”, informó el biólogo.
En el segundo caso, la caza comercial, el objetivo es comercializar los productos. “Este tipo de prácticas se desarrolla en Canadá, Groenlandia, Noruega y Sudáfrica las cuales, en la mayoría de los casos, son de muy difícil regulación”, expresó Rodríguez.
Info. de la Agencia CTyS.
Info. Drago Producciones

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